jueves, 26 de marzo de 2015

SEVILLA PERDIDA: EL GRAN CAFÉ DE PARÍS

Me gustan muchas cosas en este vida, se puede decir que soy "multigustural" (si, me he inventado la palabra) y entre ellas están la Arquitectura, la historia y Sevilla. Así que he pensado que voy a unir las tres en una serie de entradas a las que daré el nombre de "Sevilla perdida" (no es muy original, pero es lo que se me ha ocurrido) y hoy se centrará en el Gran Café de París.
 
Edificio de nuestro Arquitecto por excelencia, Aníbal González Álvarez-Ossorio (que este ya dará para una entrada), se ubicó en la plaza de la Campana, en lo que hoy es el edificio del Burguer King (buen cambio, si señor).
 
Vista desde calle O´donell donde se contempla toda su ornamentación original
 
Vista desde plaza del Duque
 
En la primera década del siglo XX, entra el modernismo en Sevilla y se construyen varios edificios de esta corriente arquitectónica, muchos de los cuales no llegaron a nuestros tiempos. Entre ellos destacó el Gran Café de París. Construido entre los años 1904 y 1906 y haciendo esquina entre La campana y O´donell, destacaba su torre coronada por una gran cúpula metálica de estilo Francés. Toda la ornamentación de sus elementos como puertas, ventanas y barandillas, evocaban motivos florales y formas onduladas al mas puro estilo "Art Noveau". El edificio fue un referente en la vida social y cultural de la Sevilla de la época.
 
Sin embargo, en 1910, se convocó un concurso para elegir el estilo arquitectónico de Sevilla, quedando prohibido terminantemente el modernismo, por lo que Arquitectos Sevillanos modernistas de la talla de Aníbal Gonzalez, José Espiau y Muñoz o Juan Talavera y Heredia, se convirtieron en "Regionalistas". A partir de entonces, el Gran Café de París, así como muchos otros edificios modernistas, entró en decadencia perdiendo su decoración original, hasta su total desaparición en la década de los 70, en el llamado "ensanche de la campana".
 
 

Vista desde plaza del Duque en etapas posteriores
 

San Isidoro de Sevilla en sus "etimologías" decía que el nombre de la ciudad proviene del Fenicio "Y-sbael-ya", que venia a decir algo así como "isla sujeta sobre palos", refiriéndose a que Sevilla se fundó sobre terreno pantanoso y debían hacer sus cabañas elevadas sobre palos. Si por algunos Sevillanos fuera, todavía estaríamos viviendo sobre palos...

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