jueves, 24 de septiembre de 2015

SEVILLA PERDIDA V: LA BASÍLICA DE LA INMACULADA MILAGROSA

Sin que sirva de precedente y porque el asunto lo requiere, esta vez no voy a escribir sobre un edificio construido y derribado. Esta vez será un edificio que no llego a terminarse, la segunda Catedral de Sevilla y el último sueño de Aníbal González. La Basílica de la Inmaculada Milagrosa.


Planta de la Basílica

La Inmaculada Milagrosa tenía una pequeña capilla en la calle Quevedo (desaparecida, para variar), la cual era muy venerada por sus múltiples milagros. Su devoción y sus fieles, fueron en aumento hasta la necesidad de construir un nuevo Templo, donde posteriormente entraría en juego Aníbal González, también fiel devoto de esta imagen.

Tras su dimisión como comisario de la exposición Iberoamericana del 29, toma las riendas de este nuevo proyecto e invierte toda su creatividad, ya libre de presiones, en este nuevo Templo. Quizás sus motivaciones fueran la devoción a la imagen, materializar su creatividad libremente o recuperar su estatus en la arquitectura, algo venido a menos. Lo que curiosamente llamó la atención en su nuevo proyecto era que, el nuevo templo fuera de corte clásico (neogótico), siendo su mayor obra modernista y mudéjar, y que sus dimensiones superaban en poco a nuestra Catedral existente.

En la fachada principal se levantarían dos torres de 100 metros de alto, la planta del edificio sería de 125 x 75 metros y su máxima altura de 45 metros. Nuestra Catedral actual tiene 119 x 76 metros en planta y 40 metros de altura y la Giralda tiene 76.5 metros de alto. Cuanto menos, curioso.

El resultado fue (o hubiera sido) espectacular. En la huerta del Rey, también conocidos actualmente como Jardines de la Buhaira, una plaza de 120 metros de diámetro serviría de entrada a la Basílica, con sus dos torres de 100 metros cada una en la fachada y una superficie de casi 10.000 metros cuadrados. Hubiera sido un referente mundial en cuanto a Arquitectura religiosa se refiere, por dimensiones y estilo.


Fachada principal


Vista lateral

























Los costes fueron sufragados mediante donaciones particulares o entidades religiosas y, teniendo en cuenta la magnitud del proyecto, tuvieron bastantes problemas económicos. No obstante, el 6 de Julio de 1928 se coloca la primera piedra del nuevo Templo y comienza la obra. Dicho evento fue bastante festejado por la sociedad Sevillana de la época que tuvieron como invitados de honor al Rey Alfonso XIII y al Cardenal Ilundain, quien bendijo esa primera piedra.

Todo se truncó un 31 de Mayo de 1929 con la muerte de Aníbal González. A sus 53 años nos dejó el Arquitecto Sevillano por excelencia y con él se fue su último sueño, la Basílica de la Inmaculada Milagrosa.

De ese último sueño, solo nos queda un enorme basamento de unos 3 metros en lo que fue la planta del edificio, que dan una idea, por sus dimensiones, de lo que pudo haber sido y no fue. Escondido entre los jardines y junto a un enorme edificio de viviendas de 50 metros de altura (la mitad de lo que hubieran medido las torres), se encuentran los restos de aquel sueño, convertido actualmente en un restaurante.




 

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