miércoles, 2 de septiembre de 2015

EL PAÍS DE LAS MIRADAS PERDIDAS: BOSNIA Y HERZEGOVINA

Con un beso y un abrazo me acosté aquella noche en Sarajevo sabiendo que iba a dormir poco. Lo que habían visto mis ojos y la tristeza que aquello me infundo no eran mas que los retazos de aquel tiempo pasado, de aquel horror que sufrieron aquellas personas hace poco mas de 20 años, cuando España entera disfrutaba de una Exposición Universal y unos Juegos Olímpicos.
 
Nuestro paso por Mostar y Sarajevo nos enseñaron los terrores de la guerra, la devastación, la pobreza y las cicatrices externas y, sobre todo, internas que provoca una lucha armada en una ciudad. Edificios que en su día fueron grandes obras arquitectónicas quedaron demolidos o totalmente inutilizados. Parques públicos donde en su tiempo jugaron los niños, se convirtieron en cementerios improvisados repletos de lápidas con una fecha en común, de 1992 a 1995. Pero sobre todo, lo que mas nos impacto fueron las miradas perdidas de sus ciudadanos, aquellas que reflejan que seguimos aquí porque la vida nos dio una segunda oportunidad, aquella que no le dieron a familiares, amigos, hijos, novios que perdieron en aquel horror y que siempre mantendrán en sus malogradas cabezas.



El puente de Mostar destruido en 1993
Puente de Mostar en la actualidad
 








 
 
 
 
 
 
 

Mostar y Sarajevo fueron ciudades sitiadas en la guerra de Bosnia, la primera por Croatas y la segunda por Serbios. Los motivos, exaltación del nacionalismo, crisis política y diferencias religiosas que asediaron a Bosnia y Herzegovina durante tres años y medio. Ninguno de esos motivos merecen la vida de una sola persona.


Parque-cementerio (Mostar)

Entrada al puente de Mostar
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Las autoridades Serbias inculcaron el odio hacia sus vecinos Bosnios mediante los medios de comunicación, tanto por motivos políticos como religiosos. Croacia, ya independizada de la antigua Yugoslavia, quería su trozo de pastel. La ONU, no hizo lo suficiente. Fue en ese momento y en ese lugar, cuando el poder de unos y la apatía de otros, sacó a relucir los peores instintos del ser humano, violaciones, genocidios, francotiradores jugando al "tiro al blanco", mutilaciones y todas aquellas aberraciones que solo el ser humano es capaz de hacer. Resultado final, 150.000 muertos, 1.800.000 entre exiliados y repatriados, innumerables mutilados y el pueblo Bosnio sumido en la mas absoluta pobreza. Como en todas las guerras, aquí no ganó nadie.

Probablemente, si preguntáramos a cualquier ciudadano Bosnio que sufrió el asedio y perdió gente por el camino sobre lo quiere actualmente, no hablaría sobre religión, nacionalismo o poder político. Con absoluta certeza su respuesta sería la paz, la paz y olvidar aquel horror que vivieron y al que nunca desearían volver.
 
Llama eterna por la paz en Sarajevo
Souvenirs



Cementerio en Sarajevo
Las rosas de Sarajevo son impactos de mortero
cubiertos con resina roja

En relación a la España actual, encontré algunas similitudes previas a la guerra de Bosnia que me hicieron plantearme que hay que tener mucho cuidado con lo que se desea. En España nos bombardean también con odios nacionalistas (por ambas partes), nos hacen ver que el latino o el musulmán nos quieren quitar el trabajo, la religión o las costumbres. Ese odio irracional también lo tuvieron en la antigua Yugoslavia y, cuando quisieron darse cuenta, ya fue tarde.
 
Edificio gubernamental no restaurado
Hotel en ruinas de las Olimpiadas del 84
 
Pista de Bobsleigh (Sarajevo 84)
Saltos de Esquí (Sarajevo 84) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Actualmente, Bosnia y Herzegovina es un precioso país multicultural, con gente amable que intenta seguir adelante y olvidar el dolor, pero no los errores cometidos. En sus cementerios descansan, como siempre fue en vida, ciudadanos musulmanes, cristianos y ortodoxos, Serbios, Bosnios y Croatas, todos mezclados, como queriendo demostrar que aquello por lo que lucharon, finalmente, no mereció la pena.

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