domingo, 8 de mayo de 2016

TEMPLO DORADO DE AMRITSAR

Mas allá de doctrinas religiosas y adoración de deidades, he de reconocer que la aportación cultural y arquitectónica que nos dejan  las religiones van muy por encima del resto de estamentos de la sociedad. En este caso, un país, India, una religión, el Sijismo y un templo, el templo dorado de Amritsar.
 
Vista nocturna del templo
 El Sijismo es una religión monoteísta basada en las enseñanzas de los diez gurús, recogidas en el libro sagrado Gurú-Grant-Sajib. Su fundador fue el Gurú Nanak, que desarrollo su doctrina por el enfrentamiento entre Hinduismo e Islamismo por los siglos XVI y XVII.

El templo dorado de Amritsar es el mas importante de esta religión y sus devotos deben visitarlo, al menos, una vez en la vida, sobre todo en ocasiones especiales como matrimonios, nacimientos o cumpleaños.
 
Los sijs son fácilmente reconocibles porque cumplen la norma de las cinco kas (la letra, no el refresco):
 
- Kesh: pelo largo sin afeitar
- Khanga: pequeño peine de madera para recogerse el pelo.
- Kara: brazalete metálico que siempre deben llevar en la muñeca derecha
- Kashera: ropa interior de algodón.
- Kirpán: Una espada ceremonial.

Guardián del Templo


Peregrino tras un baño en las aguas del lago
(nuevo modelo de Calvin Klein)
Nuestra estancia en Amritsar fue breve, un par de días para ver el templo y el cambio de guardia en la frontera Pakistaní, poco mas.

La entrada al Templo es un recinto amurallado de mármol blanco que protege a un lago artificial llamado Amrit Sarovar, que significa "piscina de néctar". Cientos de vigilantes custodian la entrada y muestran los pasos a seguir para la visita. Entrar descalzos, no se puede comer ni beber, lavarse los pies antes de entrar y por supuesto, todos con la cabeza cubierta. Compramos unos pañuelos en la entrada, nos cubrimos nuestras cabezas con el y primera risa floja del día. Parecíamos las "Papa Levante".

Aunque parezca mentira, me pongo colorada....
Una vez en su interior, y con las risas mas calmadas, como si flotara sobre el lago, emergía bello y dorado sobre las aguas, el templo de Amritsar. Recorrimos el perímetro que rodea al lago para contemplarlo desde todos sus puntos de vista posibles. El lugar, la luz y sus gentes nos regalaron varias instantáneas del momento.

Peregrino pensando
(¿me habré dejao yo encendio el butano?)

Mujeres fregando vasos en arena

Vista del templo desde la bóveda exterior


Detalles del muro exterior
 Al templo se accede mediante una pasarela de sesenta metros de longitud, que conecta el recinto con el templo. Adornada con balaustradas de mármol y rematadas con lámparas, en dicha pasarela se forman largas colas donde peregrinos y turistas aguardan la entrada al templo.

Plataforma de acceso al templo

Espera de entrada al templo
 El templo consta de cuatro entradas, una a cada lado, representando la apertura del Sijismo a todas las religiones, sexos, nacionalidad o raza. Sobre una superficie de ciento cincuenta metros cuadrados en el centro del lago y dos plantas, su fachada de mármol blanco en las zonas bajas, es rematada por placas de cobre dorado y tallado.

En su interior se encuentro el libro sagrado de los Sijs, el Gurú-Grant-Sahib, bajo un dosel ornamentado y custodiado por vigilantes. En su planta superior se encuentra la sala de los espejos, decorada con incrustaciones de espejos evocando motivos florales. Dicha sala consta de un hueco en el forjado para observar la planta baja. Sobre la sala de los espejos, en la azotea, se encuentra un pequeño pabellón a modo de castillete, rematado con una cúpula dorada y flanqueado por cuatro torres o "chhatris".

Fachada lateral

Detalle del chhatri
Sin duda, un lugar de los menos conocidos de India pero a la altura de cualquiera de sus grandes obras. En su interior se respira paz y serenidad. Sus gentes son amables y abiertas y su templo, una joya de la arquitectura. De lo imprescindible de la India, país donde hay mucho que prescindir.

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