"Trabaja como si no necesitaras el dinero. Ama como si nunca te hubieran herido.
Baila como si nadie te estuviera viendo"
Satchel Paige
Siempre me ha hecho mucha gracia la frase de "darle la vuelta al jamón" como metáfora de llegar a tu media vida y yo he decidido darle la vuelta ahora con la esperanza de llegar a los 90 (hay que ser positivos). El viernes Santo cumplí 45 años y, ya que estamos, agradezco a todos los que perdisteis unos minutos en felicitarme. Con lo cual, doy por inaugurada mi segunda etapa y toca hacer balance y reflexión de lo vivido y reconfiguración de sueños futuros.
Me enseñaron que la educación y el conocimiento nos distingue del resto de animales. Dos herramientas esenciales para afrontar la existencia en este mundo. La primera la aprendí en casa, la otra a través de la escuela, universidad, trabajo y lectura, y esta, nunca debe parar. Construí mi escala de valores con bondad, respeto, sinceridad, humildad, lealtad, empatía, etc. Tomados (e incluso copiados) desde los mas cercanos, hasta perfectos desconocidos en momentos puntuales.
También comprendí que el humor sería un buen aglutinante y decidí tenerlo siempre presente. No hay nada que no se pueda hacer con humor. El libro "fish" de Stephen C. Lundin cayo en mis manos desde muy pequeño y marco en mi cerebro una frase que sigo aplicando a día de hoy, "se puede trabajar muy en serio sin estar serio". Lo regalaría a tanta gente actualmente...
Entendí que el amor, como la amistad son conceptos tan maravillosos como efímeros. Se pone tanta verdad y tanto sentimiento en esas
dos palabras que es difícil salir ileso al dolor de un desamor o una desamistad (esta palabra creo que me la he "inventao"). Aun así, decidí vivirlo y escalar a través de sus escarpadas montañas. Caí y volví a
escalar varias veces, que hasta aprendí a caer con estilo. No culpo a nadie de ese daño sufrido, estoy seguro que yo lo habré hecho igual, pero si me reitero en el concepto de efímero, entendiendo que la persona por la que tu morirías hoy, podría no estar mañana. Ahora estoy arribita de la montaña.
Opté por ser feliz en un mundo plagado de razones
para no serlo. Busqué esa felicidad en personas, lugares y momentos, nunca en
cosas materiales. Igualmente intente evitar personas tóxicas, lugares deprimentes y
momentos tristes, aunque no siempre sea posible.
El tiempo me enseño que jamás se detiene ante
nada y que nos transporta a la realidad de las limitaciones y saber que no todo esta al alcance de tu mano, aunque también
aprendí a rebasar límites, recolocar barreras y adaptarme al medio. La adecuación de mi propia actitud me salvaron de estrepitosas caídas.
En esta media vida estudié y trabajé mucho, aprendí desde mecánica hasta arquitectura y he leído gran cantidad de libros, revistas, periódicos, blogs y hasta etiquetas de champú (si, antes no había móviles). Viajé
alrededor de 47 países y 4 continentes, por placer, trabajo, ayuda humanitaria o por amor. Viví espectáculos de música, teatro, circo, cabaret y deporte y he visto al Betis ganar la copa dos veces (espero que este sábado sean tres). He practicado multitud de deportes, me he subido a escenarios a cantar o tocar la guitarra y he bailado en los sitios mas insospechados. Estuve en multitud de
fiestas y despedí a gente muy querida en su funeral. Tuve amores, desamores, amigos, enemigos, risas, llantos, el pelo de varios colores y estilos y unos cuantos de tatuajes.
Cuando ya crees que lo tienes
todo controlado en tu mente y sabes afrontar cualquier situación, llega Leo (mi
hijo) y te lo desordena todo con su maravillosa sonrisa. Pasas a "nivel padre", y te empiezan a crecer miedos, preocupaciones y paranoias que antes no tenias. El articulo "yo" hace una especie de mutación hacia el artículo "el" y ahora sufres y disfrutas a través de sus ojos.